Un trol (del nórdico troll) es un temible miembro de una mítica raza antropomorfa. Criaban animales,
cocinaban y horneaban pan, eran excelentes en la artesanía y celebraban
grandes banquetes. Se decía que vivían en complejos subterráneos, accesibles desde entradas
bajo grandes cantos rodados del bosque o las montañas. Estos cantos
podían estar erigidos sobre pilares de oro.
En sus moradas, los troles acumulaban oro y tesoros.
Trataban a la gente como ellos eran tratados. Sin embargo, los
troles podían provocar mucho daño cuando eran vengativos o juguetones. También eran
grandes ladrones, y les gustaba robar la comida que los granjeros
almacenaban. Podían entrar invisibles en los hogares.
A veces los troles raptaban a gente para hacerlos sus esclavos o al
menos sus prisioneros. Estas pobres almas eran conocidas como bergtagna
(‘llevados a la montaña’ o ‘tomados por la montaña’). Estar bergtagen
no sólo se refería a la desaparición de la persona, sino también a que
tras su retorno, quedaban afectados por la locura o apatía provocada por
los troles. Cualquiera podía ser raptado por los troles, incluso el
ganado, pero el mayor riesgo lo corrían las mujeres que habían dado a
luz pero no habían sido llevadas aún de vuelta a la iglesia.
Ocasionalmente, los troles robaban incluso un bebé recién nacido, dejando a su propio vástago, un (bort)byting (‘niño cambiado’), en su lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario